Hasta donde estoy enterado, no es el caso de Monseñor Oscar Mario Brown, Obispo Auxiliar de Panamá. Pero sin ejercer el periodismo de manera formal, Monseñor Brown tiene muy claras y precisas concepciones de la misión y la responsabilidad de los medios de comunicación. Pero eso, quiero recoger en este capítulo referencias provenientes y dirigidas a Monseñor Brown, junto con otros comentarios que aunque no vinculados con él, recogen el producto de ciertas impresiones que sus pronunciamientos y orientaciones dejaron en este periodista.
El jueves 27 de marzo de 1986 publiqué en mi columna la crónica titulada “Carta de Monseñor Brown”, cuyo texto es el siguiente:
OPORTUNIDAD
Para nosotros los católicos, el día de hoy está henchido de profundo y elevado significado. Es un día de meditación, reflexión, y compenetración con los eternos valores del espíritu. Por ello, me parece oportuno compartir con mis lectores el mensaje, que con bondadosa generosidad, me ha enviado Monseñor Oscar Mario Brown Jiménez, Obispo Auxiliar de Panamá y Presbítero de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. En ocasiones anteriores, manifesté mi satisfacción, quizás mi pecado de orgullo o vanidad por contar con la orientación espiritual de un pastor tan eminente como Monseñor Brown. Él me dice ahora que “los pastores debemos caminar al frente de nuestro pueblo, señalarle metas trascendentes y estimularlos a alcanzarlos con la fuerza del Espíritu de Dios. Así el pueblo nunca se quedará anquilosado en los logros del momento por buenos que sean, ni adoptará actitudes fatalistas ni regresivas. Nuestra meta es la plenitud del Reino de Dios, la comunidad de hermanos unidos por el espíritu, bajo la paternidad de Dios.
IGLESIA Y PUEBLO
Agrega Monseñor Brown que “El pueblo panameño necesita de hombres que le comuniquen la fe en Dios y en el hombre; que sin desarraigarlo de la tierra y las preocupaciones humanas inmediatas, lo abran a la esperanza de los bienes definitivos. Esos que se alcanzan precisamente proclamándolos en el presente, celebrándolos en la liturgia y tratando de vivirlos en el compromiso social. La labor es enorme y está abierta a incomprensiones y desalientos. Por eso es grato encontrar en este desierto voces como la suya, don Mario Augusto, que son verdaderos oasis que nos abrevan en nuestra peregrinación.” Dejando a un lado las inmerecidas referencias que a mí me hace, ¡qué verdades tan sencillas pero tan profundas y de tanta trascendencia nos dice Monseñor Brown... Sobre todo qué manera tan sabia de fecundar con sentido social y humano el mensaje enaltecedor de la doctrina cristiana.
LOS PERIODISTAS
A nosotros los periodistas se dirige directamente Monseñor Brown; cuando señala que “si los pastores somos guías del pueblo también lo son los periodistas. El poder que poseen es inmenso. No sin razón se ha dicho que constituyen el cuarto poder del Estado. Su deber no es sólo informar sino formar al pueblo. No deben proponerle metas mezquinas ni halagar sus pasiones ni dejar que se instale en la mediocridad sino anunciaré la buena nueva del ideal elevado que ya se ve en lontananza y estimularlo con su verbo a alcanzarlo. El periodista como profeta, debe ser centinela de su pueblo para llamarlo a la conversión y denunciar todo lo que atente contra la vida del mismo. Si es creyente, sabe que ha recibido de Dios una “lengua de discípulo para que haga saber al cansado una palabra alentadora” (Is. 50:4). Su única arma será el verbo y procurará esgrimirla en favor de los débiles y de los que carecen de voz.”
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