domingo, 4 de mayo de 2008

Electricidad

Me interesa conocer el uso de la electricidad en su generación y en los poblados: ¿Cómo se podía leer entonces?

-- Durante mi edad infantil, no se conocía la electricidad en mi pueblo. Leíamos durante las horas del día con la luz natural del sol. Durante las noches, utilizábamos una "guaricha", que era un pequeño aparato rústico hecho con una lata vacía a la que se abría un hueco en la parte superior (en la tapa o cubierta) y se le agregaba un agarradero de madera. La lata se llenaba de "querosín" que vendían en las tiendas del pueblo por botellas o media-botellas y una "mecha" de tela retorcidad que al absorver el querosín se encendía y producía luz. Más tarde, mis padres compraron una lámpara de vidrio que tenía un "tubo" también de vidrio pero mucho más delgado que servía para reducir la molestia del humo y parecía ampliar el alcance de la luz. También la lámpara se alimentaba con querosín. Cuando mi madre realizaba sus labores de costura en horas de la noche, colocaba la lámpara al lado de la máquina de pedal para alumbrar la costura. Yo me sentaba en un taburete frente a ella y aprovechaba la luz de la lámpara para leer o hacer las tareas escolares. Era entonces cuando ella cantaba, recitaba o narraba cuentos y leyendas. La guaricha seguía utilizándose cuando había que salir de la casa porque era más manuable que la lámpara a la que yo llamaba "la panzona" por su forma.

No recuerdo la fecha exacta (en el kiosco del parque de Santiago hay una placa de metal que recuerda el suceso) en que llegó la electricidad a mi pueblo y si que fue durante los pultimos años de mis estudios primarios, es decir durante los primeros años de la década del veinte del siglo pasado. La maquinaria utilizada para la producción de energía eléctrica la trajo de su país un ingeniero italiano que en Santiago se había establecido y que contrajo matrimonio con la maestra Sara García. El se llamaba Carlos Odoardo Torraza. También fue él el que primero produjo hielo, que vendía en pedazos a los establecimientos comerciales -- especialmente las cantinas -- y las familias que podían darse el lujo de disponer de hielo para beber agua fría.

Naturalmente mientras no había electricidad tampoco había refrigeración. Los alimentos se adquirían y usaban diariamente y se conservaban los que no requerían refrigeración, como los granos, verduras y frutas. El agua se mantenía fresca en "tinajas" de barro, para las que había generalmente "tinajeros" que eran muebles hechos de madera que sostenían las tinajas a un altura apropiadad para facilitar sacar el agua con jarritas o pequeñas totumas.

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